sábado, 18 de noviembre de 2017

Evaristo Palacios, primer premio del concurso de pintura rápida El Arcángel



Los ganadores del concurso, junto a sus pinturas. / 
PEDRO L. MERINO

El jurado también ha distinguido las obras presentadas por Francisco Javier Sanz, María Victoria Moreno



La vigésima primera edición del Concurso de Pintura Rápida El Arcángel ha entregado los premios a las mejores obras presentadas este año. El máximo galardón del Ayuntamiento de El Espinar ha sido para Evaristo Palacios por un cuadro realista del detalle de una puerta antigua con su vieja cerradura. El segundo premio, otorgado por La Caixa, fue para un paisaje con un buen juego de luces difícil de lograr, pintado por Francisco Javier Sanz. El tercero, especial para acuarelas, recayó en María Victoria Moreno con una vista urbana de la localidad.


Además, la Concejalía de Cultura ha reconocido la participación de un joven con una interpretación particular del entorno de la plaza de Castilla de San Rafael, que también recibirá su premio.

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Evaristo Palacios, Pintor

“La pintura de Evaristo Palacios (Torrecillas de la Tiesa, Cáceres, 1956) recoge la luz de y el color del entorno con gran delicadeza, descubriendo en los más variados rincones la belleza de lo cotidiano. De esta manera, canales, aguas recogidas, tejados, viejas callejuelas y herrumbrosas casas, se convierten en el punto de arranque de una reflexión plástica que no se fija en el dato visible para copiarlo, sino para reinterpretarlo según una personal escala de valores tonales.
Sus paisajes no recogen el perfil duro de las formas ni la uniformidad de sus colores. Al contrario, intentan reflejar la sutil neblina que las envuelve en el complejo momento del cambio, donde la luz vira hacia otros modos y los colores se desintegran en un complejo abanico de tonalidades. Y todo ello lo consigue el artista cacereño con una ejemplar utilización de ocres, azules y blancos, sabiamente elaborados y dispuestos sobre el lienzo.
Este modo que venimos describiendo otorga a la pintura una poderosa sugerencia o capacidad evocadora, cargada de silencios nunca rotos por la presencia humana. Podría decirse que el autor limpia la mirada de todo elemento anecdótico y se centra en la esencia del paisaje que, como tamizado por la experiencia fugaz del recuerdo, se revela con la presencia de lo verídico. Pues si bien la pincelada descompone en ocasiones determinados aspectos
de la composición, siempre permanece inmutable la estructura sintética de lo observado.”

Carlos Delgado - El Punto de Las Artes - Nº 797 septiembre, 2005